El 31 de Mayo 2020, comenzó el nuevo baile de Bukele Ortez
con la naturaleza, al despertarse con los azotes del temporal Amanda y oír a
tempranas horas de sus asesores, sobre los primeros eventos catastróficos inmediatos,
ocurridos en la periferia del Gran San Salvador, durante la intensa lluvia que
alcanzo un promedio de 310 milímetros de precipitación pluvial. Agarraron por sorpresa a la mentalidad
Bukelista porque se encontraron que no tenían activado el Sistema Nacional de Protección
Civil, quienes improvisando comenzaron a demandar la activación de los mismos, generándose
los primeros reportes de los daños sufridos en el territorio salvadoreño. Escuchando hasta más tarde sobre la destrucción
provocada por Amanda, comenzó la primera tanda de baile para los Bukelistas.
Ya con conocimiento de causa sobre los desastres de Amanda,
se dieron cuenta que por estar ocupados en los enredos del COVID-19, y la
necedad de no asistir a rendir el primer informe de su mandato a La Asamblea
Legislativa. La naturaleza les puso un paro a su antojadiza rebeldía y les
obligo a darse cuenta que no podía continuar demandando los encierros domiciliares
a la población. Pronto comenzaron a
realizar que la cuarentena se había roto y con alegría maléfica, celebraron el nuevo
brote de contagio del COVID-19, que se daría en los albergues de la población afectada
por la tormenta tropical porque desde hacía días un total de 24, municipios no reportaban
nuevos casos. La tormenta tropical le
daba el vehículo perfecto para alcanzar al final las cifras proyectadas de infectados
para operar su obra magnifica el Hospital más Grande de Latinoamérica.
La segunda tanda del baile con la naturaleza, arranca con Cristóbal
con los suelos bien húmedos del territorio nacional, la tormenta tropical continúa
su rumbo, poniendo un estado de ALERTA ROJA en las municipalidades, hasta
destruir infraestructuras de todo tipo que cedieron ante las constantes lluvias
torrenciales. Los Bukelistas abatidos
por las intensidades de las tandas del baile de la naturaleza, realizan que sus
planes nunca revelados por cambiar el sistema democrático salvadoreño, no lo podrán
realizar. Los Bukelistas al verse
acorralados por las constantes danzas de la naturaleza, comienzan con la propaganda
barata de culpar a las anteriores administraciones del ejecutivo, al mal manejo
del sistema de salud pública, a los empresarios salvadoreños desconociendo a ANEP,
vetando el decreto legislativo 648, y amenazando con cerrar empresas si inician
operaciones.
No hay duda que las tandas bailadas
con la naturaleza, han ayudado a poner una nueva tonada al baile con los
Bukelistas, al reconocer que han sido negligentes en el manejo de las
emergencias tanto de salud como de desastres naturales. Pero gracias a estas tandas bailables, nos han
ayudado a comprender que la reconstrucción de la infraestructura dañada por las
tormentas tropicales, dejan en evidencia que la recuperación de lo destruido
tardara años en su reparación y recuperación de lo destruido, pasara más allá
del mandato del gobierno de Bukele Ortez, porque el gobierno de El Salvador está
quebrado.