Como nada el año 2017, se consume
y las políticas públicas para aumentar nuestro desarrollo económico no cambian
para nada en el país para disminuir la pobreza, atreves de la productividad y
generación del empleo. El único avance que
podemos relatar, está en el programa populista del desarrollo social: Buen
Vivir, programa desacreditado por una gran mayoría de los partidarios del Frente
Farabundo Martí, diciendo que, ese programa solo sirve para el enriquecimiento
de los líderes y funcionarios de actual gobierno, porque no resuelve los
problemas de pobreza, solo la aumenta.
En pocas palabras no hay generación de empleo, ni emprendedores, ni
inversionistas para generar la riqueza necesaria para aumentar la productividad
y romper el ciclo de pobreza. Porque nuestros
gobernantes del FMLN, continúan empecinados con los preceptos Marxistas Leninistas,
destruyendo el aparato de la riqueza como medio para disminuir la pobreza.
Como muy bien lo hemos
experimentado, galopando en los senderos del detrimento de la productividad
agrícola salvadoreña, podemos afirmar con certeza que esta se estancó, por
ejemplo: La productividad cafetalera, llego a su más bajo nivel en cuanto a su capacidad
como generadora de empleo. La mayoría de
cafetaleros en la actualidad, cultivan café en un promedio de 10 manzanas,
obteniendo producciones promediadas entre 3.6 a 4.7, quintales por manzana. Las reformas ideadas e implementadas para controlar
la comercialización del café, durante los gobiernos del PDC en 1979, para
eliminar la producción cafetalera por considérala como la culpable de la
pobreza del campesinado salvadoreño. Los
controles a la producción cafetalera consumada desde ese tiempo, dieron su
resultado con el paso del tiempo, disminuyendo la caficultura como podemos
testificarlo en el 2017, por la cantidad cultivada y por la producción
exportada, tan solo alcanzo a generar empleo para 25.000 trabajadores. Los caficultores, durante sus mejores tiempos
de productividad, dieron empleo a más de 600.000 campesinos.
Otro ejemplo, de destrucción en
la producción agrícola para disminuir la pobreza del campesinado salvadoreño: La
producción de Maíz, esta siembra, se encuentra a la baja por las malas
políticas públicas, direccionando la producción del pequeño productor de maíz
desde los escritorios burocráticos: Planificando y determinando las áreas a
sembrar y la calidad de la semilla e insumos agrícolas a usar. Hoy por hoy, la producción del maíz, se ha
visto afectada por los recortes presupuestarios efectuados por el Ministerio de
Hacienda al Ministerio de Agricultura y Ganadería, quienes tendrán que
disminuir la repartición de los paquetes agrícolas a los programas sociales de la
agricultura familiar en detrimento de la producción anual y aumento de la
pobreza.
No importa como culpemos a los
generadores de pobreza y disminución de la productividad agrícola, sean estos
los antiguos terratenientes o los actuales burócratas agrícolas, lo cierto,
nadie sabe cómo contenerla, porque como dicen: La mano derecha no sabe lo que
la mano izquierda hace. Solo sabemos que
los niveles de pobreza aumentaron en el área Rural por la intervención estatal en
los medios de producción agrícola.
El último ejemplo, en la
disminución de la productividad del empresariado salvadoreño, lo estamos viviendo
con los industriales y comerciantes, quienes se ven afectados por los altos
costos en la facturación de la energía eléctrica y por la lentitud aduanal, ocasionada
por las largas revisiones físicas de la mercadería importada y exportada. Elementos controladores del estado salvadoreño
a los medios de producción industrial que inciden negativamente en la capacidad
productiva y exportadora. Y por ende repercutiendo
en la rapidez distributiva de los productos elaborados a los mercados
internacionales como en detrimento de la economía porque no crece lo
suficiente, aumentando la pobreza Urbana.
Queda muy claro que nos
encontramos en el retroceso de nuestra existencia productiva, generada por
políticas económicas y sociales equivocadas del Socialismo del Siglo XXI. Tan solo escucharan a los sectores
productivos salvadoreños, clamando por más agilidad y liberación de los controles
gubernamentales en la productividad. Tan
solo escucharan las proposiciones del empresariado, demandando más austeridad
en el gasto público que frene el gasto de los burócratas. Tan solo escucharan los burócratas
efemelenistas, cuando los generadores del empleo y de la productividad, exigen flexibilizar
las cargas impositivas y a realizar los ajustes necesarios para reducir los
desacuerdos existentes que impiden el ofrecimiento del empleo y la disminución
de la pobreza atreves de la producción. Basta
ya de prejuicios y de oídos sordos y de culparnos los unos con los otros en
beneficio de los trabajadores salvadoreños.