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lunes, 31 de mayo de 2021

Cumplí setenta años a la par del Bicentenario de la Republica de El Salvador.

 

En esta ocasión no tocare nada sobre las decisiones que afectan a la clase fundamental sobre las acciones y locuras de #BukeleDictador #BukeleMentiroso #NuevasIdeasEsUnDesastre  Les contare un poco de mis recuerdos viviendo y desarrollándome en nuestra sociedad salvadoreña.

Como nada se pasa el tiempo y solo nos queda tararear la canción como han pasado los años y los buenos disfrutes que nos hemos dado viviendo en nuestro querido terruño El Salvador.  Recuerdo mis años de infancia cuando eran las cuatro de la tarde y lo más emocionante era leer las páginas del Diario Latino por las dimensiones de sus hojas, debía ojearlo acostado en el piso fresco panza abajo.  Lindas épocas don Simón, al escuchar y ver en los programas de televisión. “Te lo dije Chele” de Aniceto Porsisoca al Chele Ávila y de los decires de don Paco Medina Funes, quien se agregó mucho después al programa televisivo.  Recuerdo los sábados de lucha libre transmitidos desde la arena Metropolitana y ver al famoso Bucanero, quien dominaba las cuerdas del ring.  Y que suene una vez y que suene otra vez, las orquestas en las pachangas de las fiestas Julias y las lunadas en la laguna de Coatepeque en esos bailes movidos y pegaditos, belleza de la adolescencia santaneca, al ritmo de Paquito Palaviccini con Santa Ana Mia.

Admirable era contemplar el desarrollo del resto del pais, al visitar el puerto de Acajutla donde pasábamos casi un mes de temporada en compañía de mis primos, esos atardeceres viendo hacia el muelle del puerto u observando las olas desde el muelle.  Lo sorpresivo que fue el recorrido de la carretera del Litoral al pasar por primera vez los túneles y la inauguración del moderno muelle del puerto.  Las visitas a los campamentos de las algodoneras donde disfrutábamos arar y preparar la tierra para la siembra del algodón con el sol del atardecer y luego enrumbarnos hacia el mar para darnos un chapuzón.  Las idas a Metapan en tren, era una gran aventura porque fantaseábamos como en las películas de vaqueros e indios y los furgones nos servían de distracción hasta llegar a nuestro destino.  Después nos trasladábamos donde el abuelo Juan y nunca se me olvida cuando caía la noche como se iluminaba la casa, ampliando la intensidad de la luz emitida por lámparas de kerosene, atreves de garrafas de agua una vez la planta eléctrica Lister era apagada.  Las jugadas de torre de control en la pista de aterrizaje denominada Portaaviones, subido en un árbol de guayaba dando órdenes para que aterrizara la avioneta pilotada por mi padre.   

Así pasaron los días, meses y años, paseándonos en bicicletas y caminadas por las calles y barrios santanecos hasta que salimos de Bachilleres del Liceo San Luis en 1969, y arrancamos una nueva etapa de revelación porque era la época de la revolución musical, cultural e ideológica.  Todo nuevo e innovador porque significo, la primera experiencia de libertad individual al abandonar la familia y a buscar rumbo en el mundo por supuesto, ingresar a la universidad y desarrollar una aptitud de estudio.  Fue difícil encontrar mi vocación estudiantil pero lo hice y me dedique al desarrollo de mis ideales universitarios, me toco estudiar en la Universidad de Nueva Inglaterra en Biddeford, Maine.  Como buen latino viviendo fuera del pais, siempre mantuve comunicación con mis amigos santanecos y nos juntamos varias veces en diferentes localidades estadounidenses como en Texas, Mississippi y Massachusetts donde departimos unos buenos ratos.

Llego el momento de retornar a casa y como dato curioso me gradué en 1976, año del Bicentenario de los Estados Unidos.  Poner en práctica mis habilidades aprendidas, me costó mucho encontrar el rumbo pero se dio la apertura histórica.  Defender la Republica de la amenaza comunista que se manifestaba en diferentes formas, tanto en lo político como con la violencia armada.  Encontré mi desarrollo personal en el Partido Alianza Republicana Nacionalista, ayudando al Mayor Roberto d´Aubuisson y al resto de entusiastas nacionalistas a gritar “Patria Si, Comunismo No.”  En esa época existía una gran oposición a la conformación del nuevo movimiento derechista pero las elecciones de 1982, y las siguientes elecciones presidenciales con Alfredo Félix Cristiani, nos dieron la razón histórica.  Logrando con el tiempo la pacificación con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, dándonos la oportunidad para conformar y reconstruir la nueva Republica salvadoreña.

Entre tanto ir y venir de mi vida, fui bendecido al conformar una familia con Lucrecia, otro dato fisgón fue conocer por voz de Letty que ella con mi abuelo, fueron novios como también saber que mi madre había sido enamorada del papa de Luca, dándonos a entender que nuestros genes traían una atracción generacional desde Metapan.  Nos casamos en Marzo de 1980, recién asesinado Monseñor Romero y el cura que bendijo nuestro matrimonio nos decía “Que Roma tenía una papa caliente entre manos” porque no sabían quién podía ser el próximo Monseñor que diera continuidad a la linea pastoral del difunto.  Por fin encontraron a Rivera y Damas.

Nuestro matrimonió, fue bendecido y virtuoso con el nacimiento de Gabriel Eduardo y María Renee, a quienes vi crecer y estudiar en libertad de movimiento individual, sin ninguna preocupación en su desarrollo personal gracias a los Acuerdos de Paz.  Ambos se graduaron de bachilleres y salieron a formar sus propios destinos, fuera del terruño salvadoreño.  Setenta años de sentir la vida y poder expresar que la vida es bella y generosa.  Siempre doy gracias a Dios y a mis padres por haberme procreado como por las tantas bendiciones recibidas para continuar diciendo linda vida la mía.

Todo marchaba a perfección a mis 69 años, hasta que llego la pandemia del Covid 19, que nos influyó temor a contraer la enfermedad por que afectaba a las personas mayores de sesenta años de edad.  Como todo ciudadano mundial, cumplimos con las reglas sanitarias de permanecer en casa para evitar ser contagiados con el virus chino.  La permanencia en casa, fue un excelente ejercicio de convivencia y vida matrimonial.  Hasta que fuimos liberados y pudimos salir del encierro a disfrutar de nuestro lugar favorito Pelicanos, playa el Flor.  Lugar donde celebre mi cumpleaños y la llegada a los 70 años en compañía de familiares y amigos, degustando de una experiencia culinaria organizada por Bendito Fuego. 

Y para evitar quebrantos de salud, ya estoy vacunado con la producida en china contra el Covid 19, aunque hay mucha polémica sobre la efectividad de las vacunas que hay en el mercado, les comento que Lucrecia, enfermo con el virus chino y no me contagio como dicen los infectologos, los sistemas inmunológicos reaccionan diferente ante el Covid 19.  Casualmente mis setenta años son acompañados con otro dato histórico el Bicentenario de la Republica Salvadoreña.  Puedo afirmar como decía el abuelo Juan, “he visto la evolución de la humanidad en cuanto al desarrollo tecnológico y humano”.  Me quedo hasta aquí y quienes están en cola por cumplir años, les deseo lo mejor.